Se trata de la fisiología de la masticación, determinada por el funcionamiento armonioso de las Articulaciones Temporo Mandibulares (ATM's) y de los contactos interdentales en reposo y en acción.
La salud a nivel dentario supone una protección mutua entre los dientes anteriores y los posteriores.
Los anteriores, en forma de cuchillo con acción de tijeras separan los dientes posteriores en cuanto se inicia un movimiento de la Mandíbula, evitando así el desgaste prematuro de las muelas, por fricción.
A su vez, las muelas y premolares con sus tablas anchas soportando mucha presión ponen un tope al empuje hacia adelante de los incisivos inferiores sobre los superiores.
Cuando los incisivos superiores "se abren en abanico", es porque no tienen este tope en los posteriores.
La boca es un todo, cada elemento sirviendo a su buen funcionamiento.
Todo elemento afectado o desaparecido perjudicara a su vez otros elementos, de aquí la importancia de la prevención.
Por ejemplo, la pérdida de un diente permitirá el desplazamiento del diente antagonista y del posterior, que a su vez. etc....
Estos desplazamientos generan unos sobre contactos que el cerebro, capaz de localizar el espesor del más finito pelo, no puede soportar, y va generar un bruxismo generalmente nocturno, para restablecer la armonía de contactos.
El bruxismo se traduce bien por abrasión bien por movilidad dental, según la solidez del hueso y del esmalte de los dientes.
Este ejemplo caracteriza una de las patologías oclusales de origen propia a la boca.
El bruxismo entrenara a su vez un sin fin de síntomas sobre todas las ramas del nervio maestro que es el Trigemino (dolores de cabeza, lesión del menisco con chillidos y crujidos en el oído, acufenos, calambres musculares, etc...)
Existen otras patologías oclusales, similares en cuanto a síntomas, pero de origen externa al sistema masticatorio, que son los problemas posturales.
Desde los pies hasta la Mandíbula, nuestro cuerpo es un apilamiento de articulaciones (tobillos, rodillas, caderas, vértebras lumbares / dorsales / cervicales).
Sin entrar demasiado en los detalles, que son sin fin, cada desplazamiento dentro de una articulación provocara a su vez una adaptación de la articulación por encima de ella.
Nuestro cuerpo es capaz, afortunadamente, de soportar cantidad de adaptaciones, hasta que no pueda más, y aparecen síntomas de descompensación, generalmente acompañados de bruxismo.
De este punto de vista, consideramos la Mandíbula como la última vértebra del cuerpo (esta unida físicamente con el sistema cervical) y consideramos los dientes como la variable de ajuste siendo los elementos que se desgastan, o que se mueven para facilitar el desliz.
En esos casos de origen externa, el tratamiento se hace en colaboración con un Osteópata, encargado de restablecer la postura fisiológica del cuerpo, y nosotros acompañando los cambios de posición de la Mandíbula con una férula de descarga.
Y una vez la salud postural restablecida, hacerla concordar con contactos dentales armoniosos.